viernes, 7 de octubre de 2016

Confesiones de una noche

Se resume en eso: confesiones de una noche, y ¡qué confesiones...! Hacen que me olvide del mundo. Nunca sabemos cuándo va a ser la última vez que veremos a la otra persona, de repente, de golpe, todo puede cambiar. Puede cambiar, y cambia. Ya ha cambiado.
Quizá por fallos de uno, fallos del otro...o porque así lo quiere la vida. Yo creo que depende de nosotros. La frase "todo está en tus manos" adquiere de golpe un tono épico, que no siempre tiene que venir acompañado de una victoria.  Como decía antes; depende de nosotros y de nuestros gustos.
En definitiva: si te quieres complicar la vida con alguien, búscate al menos a alguien que te la complique de manera constante. Si no es así, sufrirás por partida doble; estando, no estando, estando... No, señores. O se está, o no se está.
Lo bonito de la vida es eso, que una noche no sabes ni cómo ni por qué, acabas viendo pasar las horas y la noche enfrente de los ojos más bonitos que has podido ver nunca. Puedes escuchar durante horas y horas, sin llegar a cansarte, el latir de la otra persona, y a menos de diez centímetros. Cara cara, beso a beso. Y al igual que esa noche no te imaginabas acabar desnuda, otros días no te imaginas la ausencia punzante de sus "buenas noches". Te malacostumbran... Pero eso queda al margen al ver que te han hecho temblar de nuevo.

26/5/2015 (escrito oficial)



No hay comentarios:

Publicar un comentario