sábado, 1 de octubre de 2016

Nadie puede con la primavera callada

Pisadas crujientes, pasos vagos. La diferencia entre el otoño y la primavera nada tiene que ver con grados centígrados, ni con cambios de temperatura. Tampoco notamos la diferencia con la vuelta a la rutina. Quizás esto último se nota algo más...
La diferencia entre primavera y otoño son personas, refugio. Son hojas que se caen por un motivo y vuelven a salir por otro.
Son ya hojas secas, porque entre medias está el verano, y este, por lo general, suele hacer daño.
La diferencia entre primavera y otoño son palabras, abrazos ausentes. Respiros profundos y consecuentes. Saber que algo no va bien y cerrar los ojos, como si eso nos fuese a calmar.

Son nuevos textos, nuevas razones de ser, nuevos tonos y nuevos colores. Nadie puede con la primavera callada, nuestra primavera. Porque lo digo bien alto y claro, es sólo nuestra.
La verdadera diferencia entre primavera y otoño es desnudarte y querer, sabiendo que la primavera viene, sin avisar, para después con mucho sigilo y burla desaparecer.



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