jueves, 29 de septiembre de 2016

Lo que pasa cuando el pequeño gigante despierta

Todas las mañanas amanece. Amanece la vida y una ilusión. Probablemente la vida sea una ilusión, pero no voy a darles mismo trato, aunque ambas - vida e ilusión- sean eternas.
Me he repetido mucho, creo que voy a volver a empezar.


Todas las mañanas amanece. Amanece la vida y una ilusión. Amanecemos nosotros con ganas cargadas a la espalda. Nuevas sensaciones y emociones nos aturden. Cuando la vida te sonríe sería absurdo buscar problemas, empeñarse en pensar que no todo puede ser perfecto. El problema está cuando te despiertas y ha cambiado tu visión de la vida, de tu día a día. Ahora tienes otra percepción.

Dicen que las personas nunca cambiamos. Efectivamente, yo soy partidaria - y fiel partidaria- de esa idea. Pero las personas también tenemos nuestro corto y nuestro largo plazo, igual que los planes de futuro de una empresa. Una buena mañana, X persona -que lleva siendo la misma durante un determinado tiempo- puede decir HASTA AQUÍ. HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO, y sencillamente, cambiar. Te puede azorar la tristeza disfrazada, como cuando pasados 20 años te reúnes con antiguos amigos. Te puede azorar también la rabia o, sin ir mas lejos, la necesidad de cambiar.


lunes, 26 de septiembre de 2016

Pequeñas nimiedades de cada día

No me dio tiempo a acostumbrarme a ti. Cuando empecé a hacerlo, ya me habías apartado más lejos que a tu peor enemigo. Cuando empecé a hacerlo, tu espalda dejó de tener las mismas medidas.
No me dio tiempo a acostumbrarme a ti, no me dejaste. Eliminaste la pequeña posibilidad que hay de recordar a alguien viniéndote pequeñas oleadas de un olor a perfume, tu olor. Nada de eso hubo ni hay ahora.

El color de tus ojos ya es vacilante, el tacto de tus manos , irónicamente confundible. Fuiste tú quien elegiste que fuese asi y no al contrario.
No me dio tiempo a acostumbrarme a ti, ni a tu risa, tu despertar, ni mucho menos tu andar.

Y si esa no era tu intención, pues algo hiciste mal. Como el que intenta aparcar y raya al de atrás; has calculado igual de mal.
No me dio tiempo a acostumbrarme a ti, y lo poco que hiciste se resume en maleducarme a base de recuerdos, a base de golpes de voz sin dueño. Sin dueño, como antaño. A silencios con dedicatoria anónima en las cuatro (y eternas) estaciones del año.


martes, 20 de septiembre de 2016

Fiel a la risa olvidada

Leí hace unos meses que el tiempo que pasas riendo es tiempo que pasas con los dioses.

¡Qué risa la mía! Me sonrojo al escucharme a mí misma, y es que, has hecho maravillas en mí. Has conseguido rozar mi piel y que tu tacto sea parte de mí.
¡Qué risa la mia! Me has conocido con miradas y palabras. Dicen que las palabras duelen. Y yo me pregunto,¿por qué siempre tan pesimistas? ¿por qué no dar más protagonismo a las miradas? Hay miradas que también duelen, por supuesto. Pero no se dice nada de las miradas que hablan, que reviven y que a la vez matan, de placer.
¡Qué risa la mia! Te has quedado conmigo y mira por dónde ya eres parte de mí. Y si te soy sincera, no sabes bien cuánto soy yo de ti.

¡Qué risa la mía! No la recordaba así...




jueves, 15 de septiembre de 2016

Dando la espalda al sol

Septiembre. Mes naranja por excelencia. En ti descansa la fiebre de agosto y el apesadumbrado y melancólico octubre. Contigo empezamos, poco a poco, a hacernos a la idea de que durante meses las calles no serán otra cosa que pantanos ahogados, tejados sin teja ni pelota; calles tristes, pero sobre todo, vacías.
Las avenidas y plazas se llenan de hojas secas, hojas que piden misericordia sin saber muy bien por qué. Mes nostálgico, "el viento hará recordar", eso siempre.
Mes que nos invita a reflexionar, y yo no quiero ser menos en esa invitación. Reflexionemos y, aunque nos cueste, lleguemos a la siguiente conclusión:
Se es feliz cuando uno menos se lo espera. Cuando cierra puertas, cuando dejas de darle importancia al movimiento de las agujas del reloj porque efectivamente, la vida no es tan corta como nos hacen creer. Se vuelve a ser feliz, siempre. Aunque las cosas cambien, aunque nos veamos crecer. Aunque ya no cuentes los pasos que hay para llegar a su portal, ni mucho menos cuentes sus lunares. No hay de qué preocuparse, pero sí que hay mucho que agradecer. Recuerda, siempre te merecerás ser feliz, otra vez.


martes, 13 de septiembre de 2016

Intento de autocrítica biográfica

Así era ella; alegre, risueña, capaz de lo mejor y si ella quería, de lo peor. Sólo si ella quería. Se empeñaba en no ser manipulada, en formarse en todos los sentidos para que sus pies hiciesen algo más que desgastar el suelo. Tenía valor, y le constaba el significado de esta palabra. Le gustaba reír, arañar la tierra bailando noche sí noche también, pero encontró a alguien con quien arañar también las sábanas.
Era indomable, lo único que la controlaba eran los sentimientos. Estos se creían más que ella, y así era, los sentimientos la superaban. Le costaba entrar en razón, perderla era cuestión de horas, o de palabras, según se viese. Escuchaba la misma canción diez veces seguidas. Eso de que escuchar repetidamente la misma melodía provocaba efecto de rechazo hacia la misma eran leyendas urbanas.
Para ser justos, diré que toda leyenda urbana a su lado se convertía en un microcuento, con más o menos sentido. Más o menos verdad.
Era de las que dormía con manta en agosto, y le faltaba la ropa en los meses más fríos.

Así era ella, toda una paradoja. Una contradicción hecha persona que seguía una metodología particular: más por menos nunca es más. Y aunque se lo recordaban a menudo, siempre, siempre, siempre tiraba a matar.



domingo, 11 de septiembre de 2016

Querida Prioridad

Igual que hay gente que tiene como prioridad viajar, también hay gente que defiende a la música por encima de cualquier "pero". Otros ven las dos cosas anteriores incomparables e infinitamente inferiores a la familia.

No lo dudo;  todos estamos de acuerdo en que viajar abre mentes, oxigena el espíritu y te hace crecer como persona; la música, por su parte, en numerosas ocasiones te puede dar más de un par de alas y también te hace crecer como persona.

Anteponer el amor a cualquier cosa no es ninguna tontería, es igualmente aceptable, correcto y, sobre todo, arriesgado que anteponer las tres cosas anteriores: el hecho de viajar, el hecho de coexistir con la música, y mención aparte, la familia.

A parte de personas somos animales, no lo olvidemos nunca. Y el amor es lo único que nos hace agrandar nuestro corazón humano y animal. Es el único que nos hace acostumbrarnos a llorar antes de temblar.



lunes, 5 de septiembre de 2016

El buen día que decidí abrir los ojos

No todos los silencios se merecen tu nombre.
No todos los inviernos se merecen tu recuerdo.
No todos tus destrozos se merecen mi amor incondicional.
No todas las vueltas a casa se merecen inmensos quebraderos de cabeza que no están protagonizados por ninguna gota de alcohol.
No siempre una tan yo se ha merecido un pequeño e insignificante tú.



Saludad,camas vacías

Se acaba el verano, y con él aventuras, sorpresas, locuras y resacas. Dejamos de levantarnos a las tantas para volver a la rutina de siempre. Un nuevo verano se despide llorando, ha pasado a ser viejo de la noche a la mañana. Un viejo y mágico verano.
Todos los años el mar es testigo de llegadas y despedidas, idas y venidas, sonrisas y lágrimas, sorpresas para bien y sorpresas para mal.
La magia que tienen las noches de esta estación y sus besos nocturnos dejarán el listón muy alto al invierno, pero también hay que decir que el invierno consigue lo que nadie es capaz de conseguir. Toca guardar la alegría unos cuantos meses y demostrar la vida que tenemos por dentro. Toca coger fuerzas y ser fuertes para pasar de golpe, y como si de un maratón se tratara, el frío y duro invierno. Toca darnos cuenta, una vez más, que lo que se va, no vuelve, que cada verano es único y que faltan 365 largos días para vivir de nuevo más y mejor.


jueves, 1 de septiembre de 2016

Nos sorprendió el invierno

Un día más es un día menos. Se acercan tardes frías y largas, sobre todo largas. Lo recuerdo como si fuese ayer; se abrían las ventanas del aire que hacía, afuera nadie tomaba las calles. Podías esperar que lloviese toda la tarde para poder decir que no a ese plan que no te apetecía nada. Y de repente, podías echar de menos septiembre o junio, julio u octubre.

El frío mes de noviembre, cada uno lo vive como buenamente puede. Los tiempos cambian, y he de decir que noviembre no era lo que era antes. Igual que cada uno de nosotros.

Una, dos, tres capas, las que hagan falta, mucho nunca es suficiente. Una, dos, tres decepciones, siguiendo con la misma estructura semántica. Nos salva tener la certeza de que el invierno no dura para siempre, que cuando ya nos estemos acostumbrando al frío, llegará de golpe el verano y con él, las noches largas, cambiando la manta por la toalla, la fría  luna por el seco y radiante sol. Cambiando brindis sin sentido por noches que son sólo de dos.