jueves, 29 de septiembre de 2016

Lo que pasa cuando el pequeño gigante despierta

Todas las mañanas amanece. Amanece la vida y una ilusión. Probablemente la vida sea una ilusión, pero no voy a darles mismo trato, aunque ambas - vida e ilusión- sean eternas.
Me he repetido mucho, creo que voy a volver a empezar.


Todas las mañanas amanece. Amanece la vida y una ilusión. Amanecemos nosotros con ganas cargadas a la espalda. Nuevas sensaciones y emociones nos aturden. Cuando la vida te sonríe sería absurdo buscar problemas, empeñarse en pensar que no todo puede ser perfecto. El problema está cuando te despiertas y ha cambiado tu visión de la vida, de tu día a día. Ahora tienes otra percepción.

Dicen que las personas nunca cambiamos. Efectivamente, yo soy partidaria - y fiel partidaria- de esa idea. Pero las personas también tenemos nuestro corto y nuestro largo plazo, igual que los planes de futuro de una empresa. Una buena mañana, X persona -que lleva siendo la misma durante un determinado tiempo- puede decir HASTA AQUÍ. HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO, y sencillamente, cambiar. Te puede azorar la tristeza disfrazada, como cuando pasados 20 años te reúnes con antiguos amigos. Te puede azorar también la rabia o, sin ir mas lejos, la necesidad de cambiar.


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