jueves, 1 de septiembre de 2016

Nos sorprendió el invierno

Un día más es un día menos. Se acercan tardes frías y largas, sobre todo largas. Lo recuerdo como si fuese ayer; se abrían las ventanas del aire que hacía, afuera nadie tomaba las calles. Podías esperar que lloviese toda la tarde para poder decir que no a ese plan que no te apetecía nada. Y de repente, podías echar de menos septiembre o junio, julio u octubre.

El frío mes de noviembre, cada uno lo vive como buenamente puede. Los tiempos cambian, y he de decir que noviembre no era lo que era antes. Igual que cada uno de nosotros.

Una, dos, tres capas, las que hagan falta, mucho nunca es suficiente. Una, dos, tres decepciones, siguiendo con la misma estructura semántica. Nos salva tener la certeza de que el invierno no dura para siempre, que cuando ya nos estemos acostumbrando al frío, llegará de golpe el verano y con él, las noches largas, cambiando la manta por la toalla, la fría  luna por el seco y radiante sol. Cambiando brindis sin sentido por noches que son sólo de dos.

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