martes, 11 de octubre de 2016

Y mírate

Ya no me molesta que el viento despeine mi pelo, ni mucho menos que el pelo se me ponga en la cara. Perder el autobús ya no me parece motivo para enrrabietarse. Madrugar con el paso del tiempo ha cobrado sentido, sin embargo luchar por alguien que incluso te ayudaría a afilar tu propia espada, lo ha perdido. Las conversaciones de más se van quedando atrás, los besos, igual. ¿Qué nos pasa? Ahora los silencios nos hacen reír, las palabras, por el contrario, llorar.
Decir la verdad nos aleja, mientras que mentir y calmar se han convertido en sinónimos, cobardes, pero sinónimos.
Mundo, donde los haya, lleno de contradicciones, como podéis ver.



No hay comentarios:

Publicar un comentario