miércoles, 24 de agosto de 2016

Como siempre

Hoy he leído un texto de todo menos simple, igual que su autora. Y me ha hecho pensar, que es lo que se supone que tienes que hacer cuando lees algo interesante (de todo menos simple, repito).
Voy a usar la primera persona de una forma, quizás, abusiva, pero es necesario. Ya habrá escritos donde escoja el plural de modestia, este no es el caso.
¿Yo sería la misma persona si no hubiese nacido en Madrid? ¿Sería la misma persona si en vez de pertenecer a la generación de los 90 perteneciese a la de los 60? Claramente, no. Por supuesto que no, ¿verdad? Para empezar, el hecho de nacer en Madrid te obliga, y acierto al utilizar esta palabra, a comerte el mundo, o al menos intentarlo. A sentirte segura de ti misma; Madrid es una ciudad que, o la comes, o te come. Sobre mi generación; soy de los 90, una década en la que la democracia, supuestamente, está más que asentada en nuestra sociedad, en la forma de vivir...en todos los planos, tanto económicos como sociales. Soy de la generación de Ana y los Siete, de ver las últimas películas de Disney que se hicieron de calidad y sin un contexto malintencionado de fondo. Soy de las que, desde los 10 a los 14 años veía H2o y soñaba con tener la moto rosa que tenía Zoey 101.
Somos de donde nacemos y de la familia a la que pertenecemos. Somos un cúmulo de carácteres, pensamientos y deseos. Somos puros gustos, racionales e irracionales. Simplemente, somos.

Así que, querida L. , sólo me queda decirte que tienes toda la razón, como el título de este mismo post.

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