lunes, 22 de agosto de 2016

Os observo desde mi nube

Nada. Hoy parece que el mundo no quiere que duerma.
Podría hablar de amores (sí, otra vez) intermitentes, amores inolvidables, amores perdonables y amores que son las 3 cosas a la vez, pero no. Hoy me llama más la atención la felicidad y el bienestar. Esa sensación de estar en una nube, algo que, para ser justos, parece incomodar dado que te incita a adoptar una actitud, permitidme el vulgarismo, de "pasota". 100 cosas de golpe pierden importancia - nunca antes merecida- y otras 10 cosas cobran lo mismo, importancia. Tu prioridad es volver a casa y tener unos brazos que te rodeen y te aporten cariño, unos labios que te digan "quédate". Pero no unos labios cualesquiera, no hablo de los que se encuentran en la basura. Hablo de labios sinceros, de esos que para abrirse han tenido que ser cerrados antes miles y miles de veces. Felicidad y bienestar, que no son lo mismo pero juntos consiguen que tengamos la sensación de ser imparables, tocando el cielo casi con las manos y deseando que pasen los días para seguir viviendo lo mismo una y otra vez, aunque sepamos que esos días no vuelven, pero gracias a ti, se mantienen en el tiempo.

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