viernes, 26 de agosto de 2016

El "no" en peligro de extinción

"Desde muchos puntos de vista, la vida es mucho más sencilla cuando se dice no"

                                     El despertar de la Señorita Prim
                         
Cuando dudas entre si te quiso o no, la respuesta es que no, no te quiso, y por favor, no te engañes. Igual que cuando cogemos por banda a una inocente margarita, a cuyos pétalos les asignamos el papel de videntes (¿quién no lo ha hecho alguna vez?); me quiere, no me quiere...me quiere, no me quiere...
La respuesta se vuelve a repetir, y de nuevo es un sonoro no.
Los "noes" a veces duelen, pero otras veces salvan vidas, y yo, personalmente, creo que el hecho de saber decir no está notablemente infravalorado.
El "no" cuando es sonoro, es rotundo, y lo rotundo es sinónimo de no haber dudas. Justo eso. En algo verdadero no puede, ni debe, haber dudas.

Pongamos un ejemplo:
- No hay duda de que España es un país europeo
- No hay duda de que por la noche el cielo se vuelve oscuro
- No hay duda de que el día tiene 24 horas

Las tres frases anteriores son verdades, nada polémicas, siento si os defraudo (he de decir que continuamente me dicen que mis ejemplos no son nada buenos ni acertados, pero bueno, hay que intentarlo).
Pues bien, en la verdad no hay duda. Y esto pasa cuando son verdades "como casas".

Cuando te encuentres ante una flecha llena de verdad, de claridad en forma de afirmaciones o negaciones rotundas, agárrala bien fuerte porque ha tirado a dar, y su blanco no ha sido otro que un acertado amor de verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario